viernes, 10 de mayo de 2013

MI VIEJA AMIGA ANDREA



(Estando de espaldas en la cafetería del tren, alguien me sorprende dándome un golpecito por la espalda)

ANDREA: Hola María, ¡cuanto tiempo!

MARÍA: ¡No me esperaba verte por aquí! Hace que no se de ti unos dos años

ANDREA: ¡Es cierto! Desde aquellas vacaciones en Cádiz…

MARÍA: Bueno y, ¿qué tal estás? ¿Qué tal te va todo?

ANDREA: Creo que hay muchas cosas que contar, ¿por qué no nos sentamos en una mesa y nos tomamos algo mientras nos ponemos al día?

MARÍA: Si, me parece bien, nos espera un buen camino hasta llegar a Barcelona, que por cierto, también me tienes que contar que haces en esa dirección cuando tú vives en el norte.

ANDREA: Eso es parte de lo que te tengo que contar, ¡tomemos asiento!

MARÍA: Empieza  a contarme ya, que me tienes muy intrigada.

ANDREA: ¿Te acuerdas que yo jugaba al tenis?

MARÍA: Claro que me acuerdo, de hecho en las últimas vacaciones que estuvimos juntas echamos un partido, y no veas la paliza que me diste.

ANDREA: Pues en una competición que hicimos a principios de año, vino un ojeador, y me ficharon para entrenar en un centro de alto rendimiento.

MARÍA: ¡Que me dices! ¿En serio? Cuanto me alegro por ti…

ANDREA: Aunque al principio tuve muchos problemas con mis padres, porque no querían que fuera.

MARÍA: ¿Por qué?

ANDREA: Porque tenían miedo de que dejara mis estudios por estar todo el día entrenando, y creían que iba a ser muy duro para mi. Pero los entrenadores, aseguraron que iba a estar todo en orden. Y la verdad es que a salido todo bien, puedo estudiar, a la vez que entrenar, y aunque creas que no, también tengo mis ratos libres.

MARÍA: Que bien que al final tus padres entraran en razón, porque una oportunidad así no hay que dejarla pasar.

ANDREA: ¿Y tú? ¿Qué es de tu vida? Que me he puesto aquí a hablar, y no me has contado nada.

MARÍA: Yo como siempre en el instituto, con mis clases de inglés, ¡ah! Y este verano me voy de intercambio a Inglaterra.

ANDREA: ¡Muy bien! ¿Y qué hacías en Madrid?

MARÍA: He venido a hacer una visita a mi tía, que estaba un poco mala, ya que tenía unos días de puente allí.

ANDREA: Te noto un poco rara conmigo, ¿te pasa algo?

MARÍA: No, en absoluto, lo único que se me hace raro que ahora estés viviendo en Barcelona y ni siquiera me hayas echo una llamada para decirme que vives aquí…

Andrea: Sabía que era algo de eso. Pues mira lo siento mucho, sinceramente se me paso, y perdí tu número… suena a excusa, pero es la verdad. Prometo que ahora que nos hemos vuelto a encontrar te llamare para que quedemos más a menudo.

MARÍA: Eso espero, porque eramos muy buenas amigas, y lo hecho de menos.

ANDREA: Aún nos queda un buen camino, ¿podíamos ver la película que ponen en el tren?

MARÍA: ¡Claro que si! Así se nos pasará más rápido el viaje…

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